Las proteínas actúan como cables que conectan una célula con otra y
ayudan a que se comuniquen entre ellas. Su efecto, sin embargo, no es
siempre positivo. Un equipo del Instituto de Bioingeniería de Cataluña
(IBEC) ha descubierto cómo la presencia de dos proteínas induce a las células de las glándulas mamarias
a reproducirse sin control, originando un cáncer. Estas alterarían la
comunicación física entre las células, facilitando la metástasis.
Hasta ahora, los estudios se centraban en la relación entre los
cambios en las señales bioquímicas que reciben las células y la
formación de tumores malignos. Sin embargo, “las proteínas son clave en
la regulación de las fuerzas [que mueven a las células]”, explicó ayer
Xavier Trepat, investigador principal del proyecto.
El estudio, publicado en la revista Nature Cell Biology,
empezó en 2011. El grupo de investigadores se centró entonces en dos
proteínas asociadas a la reproducción descontrolada de tumores, la
E-cadherina y la P-cadherina. Estas dos moléculas que, según Trepat,
“miden la fuerza que hay que ejercer para mover las células”, inducían a
estas a desplazarse a un ritmo mayor que el habitual. Para medir su
efecto, calcularon la fuerza ejercida por las células sobre una muestra
de tejido.
Trepat apuntó que el siguiente paso será crear tumores “que no
contengan las proteínas identificadas e insertarlos en animales”. Así,
hasta descubrir qué otras moléculas pueden favorecer la metástasis en
cada tipo de cáncer, y desarrollar terapias personalizadas. Las
aplicaciones del descubrimiento incluyen también la cura de otras
enfermedades inflamatorias crónicas.
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