Se ha logrado diseñar y fabricar una vesícula a modo de burbuja,
delimitada por una membrana y formada enteramente por péptidos. La
burbuja podría servir como un nuevo sistema de administración de
fármacos para tratar con mayor seguridad enfermedades neurodegenerativas
y el cáncer.
Las burbujas de péptidos pueden ser creadas en una
solución que contiene un fármaco (u otra sustancia de interés), el cual
queda encapsulado cuando los bloques peptídicos se ensamblan. Las
vesículas peptídicas se podrían administrar a células específicas dentro
del cuerpo a fin de tratar enfermedades y minimizar los efectos
secundarios potenciales. Por ejemplo, se podría atacar exclusivamente a
poblaciones de células problemáticas, en vez de recurrir a la táctica
expeditiva de atacarlas a todas, incluyendo las sanas, bajo el argumento
de que las sanas sobrevivirán mejor al ataque que las problemáticas.
Las
burbujas peptídicas, desarrolladas por el equipo del bioquímico John
Tomich de la Universidad Estatal de Kansas en Estados Unidos, también
podrían mejorar la terapia genética, la cual tiene el potencial de curar
enfermedades mediante la táctica de reemplazar con células sanas a las
enfermas.
La terapia genética ya está siendo probada en ensayos
clínicos, pero el mayor reto es cómo administrar del mejor modo los
genes. Entre los métodos usados, figuran inyectar en el cuerpo células
con un virus que haga parte del trabajo requerido, y liposomas portando
los genes. Sin embargo, estos métodos pueden presentar algunos
problemas.
Cuando
se utiliza un virus, el sistema inmunitario del cuerpo puede atacarlo o
causar un tumor. Los sistemas basados en lípidos pueden causar
inflamación y existe el riesgo de que no se enlacen debidamente a las
células.
Los péptidos creados por el citado equipo tienen varias
ventajas sobre los sistemas basados en lípidos. Los péptidos tienen
mejor estabilidad y durabilidad, son elaborados de un modo más fácil y
rápido, y se les puede administrar con relativa facilidad en áreas muy
específicas del cuerpo.
Es factible diseñar a los péptidos para
que puedan actuar sobre células, tejidos, tumores u órganos específicos,
y encapsular reactivos químicos, anticuerpos, toxinas e inhibidores.
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