El ajo contiene una sustancia que es especialmente efectiva incluso
cuando se enfrenta con las cepas bacterianas más resistentes: Ajoeno. En un
nuevo estudio se han verificado las esperanzadoras propiedades de este
compuesto.
Las infecciones agresivas y con farmacorresistencia
múltiple constituyen un problema de salud creciente en todo el mundo.
Las bacterias están desarrollando farmacorresistencia a un ritmo
alarmante, de modo que hay una gran demanda de nuevos medicamentos que
puedan combatir esta amenaza.
El ajoeno neutraliza a la bacteria resistente a base de
paralizar su sistema de comunicación. Así lo ha corroborado Tim Holm
Jakobsen, de la Universidad de Copenhague en Dinamarca. En su
investigación, ha demostrado que el ajoeno impide concretamente que la
bacteria secrete un ramnolípido nocivo, el cual provoca la destrucción
de glóbulos blancos del cuerpo. Los glóbulos blancos son indispensables
porque desempeñan un papel crucial en el sistema defensivo inmunitario,
no sólo rechazando la infección, sino también matando a las bacterias.
Cuando
las bacterias se agrupan en lo que se conoce como biopelículas, donde
se rodean de una resistente película de materiales orgánicos, adquieren
una mayor resistencia a los antibióticos. Los investigadores han
dedicado mucha atención a las bacterias Pseudomonas aeruginosa, que
causan infecciones en pacientes con úlceras crónicas en las piernas, por
ejemplo, y en los pulmones de pacientes que sufren de fibrosis
quística.
El
ajoeno apoya y mejora el tratamiento con antibióticos convencionales.
La nueva investigación lo ha demostrado claramente en biopelículas
cultivadas en el laboratorio y en ensayos en los que se utilizaron
ratones. Al añadir antibióticos a una biopelícula, el efecto era escaso,
y el ajoeno sin antibióticos también tenía un efecto modesto. Sin
embargo, la combinación de antibiótico con ajoeno sí resultaba
devastadora, matando a más del 90 por ciento de la comunidad de la
biopelícula.
Desde una perspectiva técnica, el ajoeno bloquea el
sistema de comunicaciones, conocido como detección de quórum, en las
bacterias, el cual se emplea para crear la infección, entre otras
funciones.Sin embargo, para mejorar el
efecto terapéutico y para asegurar una producción farmacéutica
sostenible, los investigadores procuran aumentar la disponibilidad y la
concentración de esas sustancias naturales a través de la síntesis
química. El ajo contiene tan poco ajoeno que habría que comer unos 50 al
día para alcanzar el efecto deseado. El uso terapéutico del ajoeno
pasará por tanto por su aislamiento y su producción industrial en las
cantidades y dosis adecuadas.
Tim Holm Jakobsen y sus
colaboradores esperan ahora iniciar junto a alguna empresa farmacéutica
el trabajo de desarrollar aplicaciones prácticas de su hallazgo y de la
experiencia adquirida.
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