La carrera para conseguir células madre lo más parecidas a las
embrionarias cuenta con un nuevo competidor: las que se obtienen
estresando células adultas. Esto, en la práctica, quiere decir,
básicamente, sumergiéndolas en un baño de ácido o presionado su membrana. Lo publica Nature.
Hasta ahora, para conseguir células madre había, de una manera general, dos posibilidades: obtenerlas de embriones (destruyéndolos o no) o reprogramando células adultas. Para ello había que añadirles una serie de factores. Así se conseguían las llamadas iPS (células madre pluripotenciales inducidas), que no eran tan maleables como las embrionarias, pero casi. La nueva aportación va en la misma línea (se parte de células adultas) pero por un método en apariencia más sencillo y con un resultado más próximo a las células totipotenciales, las que pueden transformarse en cualquier tejido y no solo en unos cuantos. Las ha desarrollado un equipo del RIKEN Center for Developmental Biology ide Kobe (Japón).
La aproximación es tan novedosa que la autora principal, Haruko Obokata, necesitó cinco años para convencer a sus jefes y a una revista para que lo publicaran. Tuvo que grabar la transformación de un tipo de célula de la que no hay duda acerca de que se trata de una muy especializada, un linfocito T, para convencerles. Ya lo ha conseguido partiendo de cerebro, piel, pulmón e hígado. A las nuevas céluals las ha bautizado como STAP, siglas en inglés de stimulus-triggered acquisition of pluripotency (adquisición de pluripotencia por estumulación). Luego, las ha introducido en ratones añadiéndoles genes fluorescentes para confirmar que se diferencian en los distintos tejidos de un ser vivo.
El también japonés Shinya Yamanaka, que fue el primero en conseguir células iPS, ha dado la bienvenida al artículo: “Los trabajos son importantes para entender la reprogramación celular. Desde un punto de vista de cara a una aplicación médica, es un nuevo método de conseguir células del tipo de las iPS”.
Sin embargo, varios blogs científicos (tales como PubPeer) comenzaron a denunciar poco después en internet el uso de imágenes duplicadas para documentar los dos artículos de Obokata y la incapacidad para repetir los resultados del estudio, algo de lo que también se ha hecho eco Nature.
Según relata el blog PubPeer, en el paper de 2011, en el que Obokata es primera autora, una figura muestra unas barras con las que se constata la presencia de un marcador de células madre (que parecen haber sido invertidas) y que luego se usan para demostrar la presencia de otro marcador diferente de células madre.
En vista del revuelo mediático, el principal autor del estudio, Charles Vacanti, un anestesiólogo de la Escuela de Medicina de Harvard en Boston, aseguraba la semana pasada que parecía haber sido "una mezcla [involuntaria] de algunos paneles". Por esta razón, tal y como confirma un comunicado de Nature, se puso en contacto con la revista, para subsanar el error. "Es cierto que parece haber sido un simple error. No hubo intención de fraude, dado que no afecta a ninguno de los datos ni de las conclusiones ni de cualquier otro elemento del paper" (excepto en las imágenes), apunta Vacanti.
Teniendo en cuenta los problemas que plantean muchos blogs científicos respecto a las imágenes de este estudio, y el escepticismo generado por las dificultades para reproducir los resultados de Obokata, un portavoz del Riken ha explicado que la institución, financiada por el Estado japonés, ha establecido un equipo formado por miembros de la propia institución y también por investigadores externos para aclarar estas alegaciones y comprobar si, efectivamente, este trabajo está manipulado o no.
Hasta ahora, para conseguir células madre había, de una manera general, dos posibilidades: obtenerlas de embriones (destruyéndolos o no) o reprogramando células adultas. Para ello había que añadirles una serie de factores. Así se conseguían las llamadas iPS (células madre pluripotenciales inducidas), que no eran tan maleables como las embrionarias, pero casi. La nueva aportación va en la misma línea (se parte de células adultas) pero por un método en apariencia más sencillo y con un resultado más próximo a las células totipotenciales, las que pueden transformarse en cualquier tejido y no solo en unos cuantos. Las ha desarrollado un equipo del RIKEN Center for Developmental Biology ide Kobe (Japón).
La aproximación es tan novedosa que la autora principal, Haruko Obokata, necesitó cinco años para convencer a sus jefes y a una revista para que lo publicaran. Tuvo que grabar la transformación de un tipo de célula de la que no hay duda acerca de que se trata de una muy especializada, un linfocito T, para convencerles. Ya lo ha conseguido partiendo de cerebro, piel, pulmón e hígado. A las nuevas céluals las ha bautizado como STAP, siglas en inglés de stimulus-triggered acquisition of pluripotency (adquisición de pluripotencia por estumulación). Luego, las ha introducido en ratones añadiéndoles genes fluorescentes para confirmar que se diferencian en los distintos tejidos de un ser vivo.
El también japonés Shinya Yamanaka, que fue el primero en conseguir células iPS, ha dado la bienvenida al artículo: “Los trabajos son importantes para entender la reprogramación celular. Desde un punto de vista de cara a una aplicación médica, es un nuevo método de conseguir células del tipo de las iPS”.
Sin embargo, varios blogs científicos (tales como PubPeer) comenzaron a denunciar poco después en internet el uso de imágenes duplicadas para documentar los dos artículos de Obokata y la incapacidad para repetir los resultados del estudio, algo de lo que también se ha hecho eco Nature.
Según relata el blog PubPeer, en el paper de 2011, en el que Obokata es primera autora, una figura muestra unas barras con las que se constata la presencia de un marcador de células madre (que parecen haber sido invertidas) y que luego se usan para demostrar la presencia de otro marcador diferente de células madre.
En vista del revuelo mediático, el principal autor del estudio, Charles Vacanti, un anestesiólogo de la Escuela de Medicina de Harvard en Boston, aseguraba la semana pasada que parecía haber sido "una mezcla [involuntaria] de algunos paneles". Por esta razón, tal y como confirma un comunicado de Nature, se puso en contacto con la revista, para subsanar el error. "Es cierto que parece haber sido un simple error. No hubo intención de fraude, dado que no afecta a ninguno de los datos ni de las conclusiones ni de cualquier otro elemento del paper" (excepto en las imágenes), apunta Vacanti.
Teniendo en cuenta los problemas que plantean muchos blogs científicos respecto a las imágenes de este estudio, y el escepticismo generado por las dificultades para reproducir los resultados de Obokata, un portavoz del Riken ha explicado que la institución, financiada por el Estado japonés, ha establecido un equipo formado por miembros de la propia institución y también por investigadores externos para aclarar estas alegaciones y comprobar si, efectivamente, este trabajo está manipulado o no.
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