La epidemia silenciosa. Así se ha conocido durante años a la
osteoporosis –caracterizada por una disminución de la masa ósea y un
aumento de la fragilidad de los huesos y del riesgo de fracturas–, dado
el carácter asintomático de la enfermedad y que puede pasar
desapercibida durante muchos años.
Una de las maneras de optimizar la salud ósea y, por tanto, de
reducir el riesgo de sufrir esta patología es a través de la actividad
física. Por ello, investigadores de la Universidad de Castilla-La
Mancha, en España, han liderado un estudio que evalúa la influencia de
diferentes deportes en la pubertad.
“Con este trabajo queremos saber qué disciplina deportiva promueve
una mayor adquisición ósea en niñas en desarrollo”, explica a Sinc
Esther Ubago Guisado, primera autora de este trabajo, publicado
recientemente en el Journal of Sports Sciences.
Los investigadores, del grupo de Investigación en la Gestión de
Organizaciones e Instalaciones Deportivas (IGOID) de la institución
manchega, analizaron 200 niñas españolas –con edades comprendidas entre
los 9 y 13 años de edad–, divididas en cinco grupos según el tipo de
deporte que practicaban (natación, fútbol, baloncesto, balonmano y grupo
control –ningún ejercicio fuera del horario escolar–).
Se realizaron dos tipos de pruebas: un test de Tanner para evaluar su
grado de desarrollo sexual y una densitometría ósea para conocer su
composición corporal (masa ósea, masa grasa y la masa muscular).
Para analizar los datos, se dividió a las niñas entre prepúberes
(antes de la pubertad) y púberes (durante la pubertad). Además, se
comparó entre los cuatro deportes (natación, fútbol, baloncesto y
balonmano) y entre practicar deporte fuera del horario escolar o no
(grupo control).
En relación a la actividad física realizada en los colegios
españoles, los autores sostienen que solo 2 horas por semana no es
suficiente para favorecer la adquisición de masa ósea en edades
tempranas.
Además, la práctica de un deporte de alto impacto osteogénico
(fútbol, baloncesto o balonmano) en edades tempranas garantiza una mayor
acumulación de masa ósea en comparación con los deportes de bajo
impacto osteogénico (natación), ya que se realizan en un entorno de
hipogravidez donde los huesos sufren menos carga mecánica.
“Los resultados revelan que el tipo de deporte es una variable que
puede influir en la salud ósea de las niñas durante la infancia. Estos
datos pueden ser útiles como método de prevención de enfermedades óseas
en la edad adulta”, concluye Ubago.
Con el objetivo de evitar una repercusión social y económica, en 2014
la Fundación Internacional de Osteoporosis propuso la prevención como
el mejor método para luchar contra esta enfermedad.
En España, aproximadamente dos millones de mujeres padecen
osteoporosis, con una prevalencia en la población postmenopáusica del
25%. Se estima que esta enfermedad es la causante de unas 25.000
fracturas cada año.
Aunque la patología puede afectar a cualquier persona, según los
datos de la Sociedad Española de Reumatología aproximadamente una de
cada 3 mujeres y uno de cada 5 hombres mayores de 50 años sufrirá una
fractura osteoporótica en su vida restante.
Las fracturas que más frecuentemente desencadenan la osteoporosis se
localizan en las vértebras y en la cadera. Las fracturas de cadera
suelen aparecer más tarde que las vertebrales, alrededor de los 70 años.
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