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lunes, 5 de noviembre de 2012

LA ASPIRINA: ¿EL ANTIMURAL DEL SIGLO XXI?

Los efectos positivos de la vieja aspirina en ciertos tipos de cáncer, el de colon principalmente, son bien conocidos desde hace años. Sin embargo, el ácido acetilsalicílico no acaba de generalizarse como antitumoral porque no está exento de riesgo (sangrados gástricos, sobre todo) y porque no se sabe con certeza qué pacientes concretos se benefician de su uso.
Un ensayo clínico que esta semana se publica en la revista 'The New England Journal of Medicine' añade una pincelada más para aclarar este lienzo y convertir al viejo fármaco en una diana dirigida contra una mutación concreta.
Porque lo que ha descubierto un equipo de científicos estadounidenses y japoneses es que aspirina prolonga la vida de los pacientes con cáncer colorrectal que portan en sus células una mutación concreta. Se trata de una alteración en el gen PIK3CA, presente en el 20% de los tumores de colon, y que está íntimamente ligada con procesos inflamatorios (sobre los que actúa aspirina).
El doctor Josep Tabernero, director del Instituto de Oncología Vall d'Hebron de Barcelona (VHIO),explica que este 'detalle' le confiere al trabajo una gran ventaja e importancia con respecto a lo que se había publicado hasta ahora. "Es la primera vez que la reducción de mortalidad relacionada con el consumo de aspirina se relaciona con esta vía", señala. Pese a ello, admite que habrá que seguir estudiando y confirmando esta observación en nuevas muestras, "porque aspirina no es un fármaco exento de riesgos y todavía no podemos recomendarlo, ni como tratamiento para prevenir tumores de colon, ni en adyuvancia en pacientes ya diagnosticados y operados".


Hasta ahora, aspirina había demostrado su papel quimiopreventivo y también su efecto en la pacientes con un tipo de cáncer colorrectal hereditario. Sin embargo, y pese a que en 2009 también se observó que reducía un 30% la mortalidad por cáncer de colon, su uso no acaba de generalizarse, ni como tratamiento adyuvante una vez diagnosticada la enfermedad ni como pastilla preventiva.
El análisis de casi 1.000 pacientes que Xiaoyun Liao y su equipo publican esta semana podría aclarar esa situación. Concretamente, el trabajo señala que los portadores de una mutación en PIK3CA tenían una supervivencia del 97% a los cinco años del diagnóstico frente al 74% de quienes no tomaban aspirina regularmente. Por el contrario, el ácido acetilsalicílico no mostró ningún beneficio en el 80% de tumores colorrectales sin dicha alteración.
Como añade Tabernero, el estudio es interesante porque PIK3CA también está mutado en otros tipos de cáncer, como el de mama (especialmente en el caso de tumores hormonodependientes). Sin embargo, hoy por hoy, este error genético no se analiza de rutina cuando a un paciente le diagnostican un tumor colorrectal porque no existe ningún fármaco aprobado contra este fallo ("aunque sí existen muchos en investigación", admite el oncólogo catalán).


"Por primera vez tenemos un marcador molecular que nos puede ayudar a identificar cuáles de estos pacientes se van a beneficiar de esta terapia concreta", señala otro de los firmantes, Shuji Ogino. El cáncer de colon es el más frecuente en España y el cuarto que más muertes causa en los países occidentales.
A pesar del optimismo que vuelven a despertar estos resultados (aspirina ha demostrado ser más útil, y más barato que modernos antitumorales), un editorial en la misma revista llama de nuevo a la cautela. Boris Pasche, de la Universidad de Alabama (EEUU), subraya que la muestra de pacientes con PIK3CA mutado es demasiado pequeña para ser significativa (sólo 66 de los 964), por lo que llama a replicar las conclusiones en una muestra más amplia. De ellos, además, sólo tres fallecieron de cáncer de colon durante el seguimiento, lo que debilita la estadística sobre mortalidad. Aún así, reconoce, si las conclusiones se confirman, estaríamos ante uno de los fármacos más viejos en ser usados en oncología como diana molecular.

FUENTE: EL MUNDO

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